Mi padre, Carlos Romero Huxley (QEPD), es uno de los hombres más sabios que he conocido. Sus consejos me acompañan todos los días y me ayudan a tomar decisiones. Todos los días, en algún momento u otro del día, escuchó su voz diciendo “te puedes dar cuenta de que tan cuidadosa o atenta es una persona sólo con ver sus zapatos” ¡Qué razón tenía! Unos zapatos cuidados y limpios hablan mucho de la atención al detalle que tenemos las personas. Si quieres leer más consejos de mi padre revisa nuestro blog: En Memoria de Padre… Carlos Romero Huxley.

Hoy en día es muy fácil comprar ropa de marcas fast fashion. Esta ropa se produce en masa y sin mayor proceso creativo detrás. Sin embargo, cuando elegimos zapatos tenemos muchas prioridades en mente, no sólo la cuestión estética. Deben ser cómodos, que vayan con nuestro estilo y de excelente calidad para llevarnos a donde necesitemos ir durante todo el día. 

Aunque tengamos un estilo bastante clásico o básico, unos buenos zapatos siempre van a resaltar y complementar nuestros outfits. Además dicen mucho de quienes somos. Unos zapatos que hayan sido producidos en masa, homogenizan  nuestro estilo y nos mezclan con los demás. Personalmente, siempre busco algo exclusivo en los zapatos que compro. Quiero que cada par de zapatos cuente una historia y aporte algo positivo a quien los usa.

Y es que unos buenos zapatos siempre serán una excelente inversión. Dentro de las cosas que compramos, hay accesorios en los que no nos importa despilfarrar un poco, como un buen celular o, si hablamos de compras más grandes, una casa. Claro que las prioridades dependen de cada persona, no obstante, una persona detallista y comprometida siempre busca un buen par de zapatos, que le agreguen valor a su armario y a sus atuendos. 

Los zapatos reflejan nuestra calidad como personas. Es por eso que yo siempre elijo calidad en lugar de cantidad. Es importante hacer de los zapatos nuestros compañeros predilectos y elegir aquellos que resalten con nosotros en lugar de solo mezclarse entre la multitud. Porque, lo primero que muchos notamos cuando conocemos a alguien, son los zapatos.