El comienzo de un sueño mexicano
Celebrar a México tiene que ver también con recordar a todos aquellos que han contribuido a enaltecer nuestra tierra y han hecho algo único por nuestro país. En 1984, Doña Regina Romero se propuso hacer realidad algo que en su tiempo parecía imposible en México: fabricar zapatos finos de piel con calidad de clase mundial.

Como en los grandes sueños, no existía un camino trazado. La industria local miraba más a la producción masiva que a la excelencia: la piel genuina y el alto diseño eran apreciados por algunos pocos, pero no por la mayoría. Doña Regina Romero, con una profunda sensibilidad por la belleza, tuvo la visión de crear zapatos que no fueran solo funcionales, sino piezas elegantes, duraderas y con el mismo nivel de sofisticación que los grandes nombres de la moda. Ese paso, audaz y pionero, fue el origen de un legado que hoy celebramos con orgullo; y fue también el gran regalo que ella dio a su propia tierra.

Antigua boutique Regina Romero, sobre Av. Presidente Masaryk, en Polanco
Maestros zapateros: el alma detrás del producto
Desde luego, para lograr construir un legado de zapatos elegantes y de alta calidad, detrás de cada par, se necesitaban manos que trabajaran con precisión. Esas manos son las de los maestros zapateros que heredan un oficio de generaciones, que saben leer la piel y darle forma pero, sobre todo, que entienden que el tiempo es parte de la calidad.

En sus rostros y en sus manos está la verdadera esencia de lo hecho en México: paciencia, disciplina y arte silencioso. Cada zapato que sale de nuestra fábrica no solo viste, también honra a quienes lo hicieron posible. Los modelos de Regina Romero, hechos con profunda atención al detalle, son otra manera de mirar la belleza y la calidad de lo hecho en nuestro país, donde cada maestro plasma un toque de su propia alma.
La fábrica de Regina Romero: un corazón que late con orgullo
La familia Romero, siempre al pie de la fábrica, muestra que la elaboración de zapatos no es un proceso que se delegue, sino que requiere cuidado, atención y compañía. En cada creación, ellos supervisan los procesos, revisan detalles y hablan con los artesanos. La fábrica no es solo un lugar de producción: es un espacio vivo, donde la tradición y la innovación conviven y donde todos aprenden en conjunto.

Cada máquina, cada mesa de trabajo y cada herramienta guardan cientos de historias. En la fábrica de Regina Romero no solo se construyen zapatos: se fabrica orgullo, al tiempo que conviven tres generaciones de una familia mexicana, como la tuya, que quiere llevar el nombre de México a lo más alto.
Lo hecho en México, un sello de calidad
Durante mucho tiempo, los productos importados eran vistos como mejores que los nuestros, eliminando cualquier posibilidad de competir contra ellos y demostrar la valía de lo nacional. Afortunadamente, Doña Regina Romero, al lado de su esposo Carlos, se esforzó por hacer evidente el sello de calidad de lo bien hecho en México.

Sus hijos Jorge y Juan Carlos, continuarían esa gran labor para que, al día de hoy, sus nietos Romina y Jorge siguieran demostrando que México puede alcanzar y superar los estándares internacionales. Hoy, elegir zapatos de piel hechos en México es elegir excelencia, herencia y calidad.

Pensamos también que no se trata solo de apoyar lo local, sino de reconocer que lo auténtico, lo bien hecho, lo que nace de manos mexicanas, tiene un valor incalculable: es el valor que se compone de herencia y tradición, de mirar, honrar y mejorar todo lo que nace en nuestra tierra.

Cada par de Regina Romero honra a México, no solo en su manufactura, también en su inspiración. Nuestros zapatos de piel genuina son un tributo y una recompensa por creer en nuestros sueños, nuestra gente y nuestra manera de hacer las cosas. Cada caja que llega a ti manos está hecha por y para ti, con intención y calidad invaluables.

El futuro de un legado
Regina Romero crece día con día manteniendo su origen y su forma de hacer las cosas. Sus fuertes cimientos han dado paso a nuestro crecimiento y hoy, nuevas generaciones trabajan en la fábrica para seguir extendiendo este sueño. Los jóvenes aprenden de los maestros: mujeres y hombres ponen su sello en cada pieza, incluyendo a los jóvenes Romero: Romina y Jorge.

Desde luego, este gran futuro es posible por la herencia de un pasado sólido: en 1984 alguien creyó en un sueño imposible. Doña Regina, con su gran visión, sigue presente, fabricando orgullo desde México para el mundo.

En Regina Romero creemos que celebrar a México va más allá de conmemorar. Tiene que ver, también, con nuestra manera de vivir y trabajar, Honrar lo hecho en México es más que un eslogan: es nuestro compromiso; es entender que la independencia también significa confianza en lo propio, y que el verdadero lujo está en el detalle y en el orgullo nacional.

Cada par de zapatos Regina Romero es testimonio de ese gran sueño que comenzó en México, en 1984; sueño que se ha mantenido por nuestros maestros zapateros y se vive día a día gracias a cada mujer que nos elige. ¡Gracias y celebremos!

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Referencias
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Vogue México – El valor de la moda hecha en México
https://www.vogue.mx/moda/articulo/moda-mexicana-orgullo-nacional -
Harper’s Bazaar – Celebrando la artesanía mexicana
https://harpersbazaar.mx/moda/artesania-mexicana-moda/ -
Elle México – Lo hecho en México: diseño con propósito
https://elle.mx/moda/hecho-en-mexico-diseno/ -
InStyle México – El auge del calzado mexicano
https://instyle.mx/moda/calzado-mexicano-auge/ -
Forbes México – La importancia de lo hecho en México
https://www.forbes.com.mx/hecho-en-mexico-orgullo/