Las flores, desde hace mucho tiempo, son una metáfora exquisita de la feminidad y un símbolo inigualable de belleza. Han sido también representación de mensajes y secretos, como la floriografía de la época victoriana; notas de perfumes, remedios, obsequios. Todo lo que asociamos a las flores suele ser agradable y la mujer, en su propia belleza, las viste y las lleva.
Es por ello que, si pensamos en una mujer, es fácil imaginarnos que dentro de ella habita un jardín único. Cada mujer, en la profundidad de su mente, está hecha de memorias, matices, heridas, deseos, sueños y emociones. Podemos asociar las flores a las mujeres, pero si pensamos en este jardín, es lógico que una mujer esté llena de varias de ellas; de formas, colores y perfumes diversos que la componen.
The Garden, nuestra colección Primavera–Verano 2025, nace de esa metáfora esencial. No es una colección pensada para seguir la moda, sino para honrar esa geografía íntima que cada mujer cultiva día con día: su mundo interior. La mujer tiene dentro de sí una sabiduría ancestral, una tierra fértil que conoce los ritmos de la vida, que sabe cuándo sembrar, cuándo esperar… y cuándo florecer.
Como todo jardín, desde luego, hay flores que irradian luz y otras que emanan nostalgia. Incluso dentro del lenguaje de las flores, algunas prometían amor, mientras que otras representaban rechazo. La mujer que construye su jardín necesita tiempo, espacio, silencio y movimiento.
Es importante recordar que, en el jardín interior de una mujer hay secretos que no deben contarse, sino protegerse. Hay caminos que solo ella puede recorrer y hay flores que solo se abren cuando nadie está mirando. Nuestra mirada hacia las mujeres no queda en lo romántico, sino en lo real.
Porque sabemos que no todas las mujeres florecen al mismo tiempo y no todo lo femenino es necesariamente suave. A veces lleva la fuerza del mar, el ímpetu de las tormentas y su crecimiento poderoso, puede no ser visible desde un inicio. A veces, la transformación ocurre bajo tierra.
Nuestra colección está inspirada en eso: en la propia elegancia sin esfuerzo que nace cuando una mujer habita su propio espacio. Cuando decide cuidarse, no por apariencia, sino por respeto y cuando se viste como quien riega su alma. The Garden es una invitación a volver a ti, a sentir tu suelo y, sobre todo, a cultivar lo que llevas dentro con la misma delicadeza con la que se cuida una flor que apenas abre sus pétalos.
The Garden, abarca, como todo jardín, todas las formas de feminidad. Hay mujeres que parecen flotar, que su andar se acerca más a lo etéreo; hay otras cuya pisada es fuerte, imponente. Ambas florecen con su andar. Toda mujer es, en el fondo, un jardín sagrado.
Y, como bien sabemos, cada jardín necesita cuidado. Necesita sol, pero también sombra. Necesita lluvia, silencio, abono y espacio. Por eso, nuestra colección es una invitación a volver a ti, a sentir tu suelo, a descubrirte de nuevo y a cultivar lo que llevas dentro con la misma delicadeza con la que se cuida una flor que apenas abre sus pétalos.
Esta colección es una metáfora viva. Sus colores son suaves como susurros; sus texturas acarician delicadamente, sin interrumpir, la piel que envuelven y sus formas dan libertad en lugar de control. The Garden nos entrega zapatos que no dicen «mírame», sino «aquí estoy».
Estos colores no son tendencia, sino símbolos. Son colores que incluso habitan la naturaleza. La lavanda irradia un aroma y color que asociamos a la paz interior; la miel es una dulzura que nutre y reconforta los labios que toca; el pasto mojado es la frescura y la satisfacción de todo lo que crece, mientras que el color de la tierra es el camino para germinar. Rojos, naranjas, rosas… todo habita en un armónico jardín.
Y es que, nuestra colección también funciona así. The Garden no sólo se viste, sino se habita. Cada mujer, con su jardín interior, vive esta colección a su manera. Algunas recuerdan a las selvas, otras a huertos ordenados. Cada jardín es único, merecedor de cuidado y el oasis de nuestra propia paz.
Es por ello que, en cada zapato honramos la feminidad: las formas suaves y ligeras invitan a habitar el cuerpo con libertad; las pieles genuinas honran lo auténtico y las formas son únicas, llenas de pasión y detalles, como el alma de las mujeres. Cada par es una declaración de lo que florece en nosotras y de todo aquello que nos resta por recorrer; nos acompañan y recuerdan.
🌿 Manifiesto de El Jardín Interior
por Regina Romero
Yo soy mi propio jardín.
No uno cualquiera. Uno con raíces profundas y secretos suaves.
Hay en mí estaciones.
Días en que florezco sin permiso,
y otros en que me recojo en la sombra para volver a mí.
Ambos son sagrados.
No tengo que dar frutos todo el tiempo.
A veces solo necesito silencio, agua tibia y dejarme estar.
Mi belleza no grita.
Se insinúa, como una flor que se abre con el sol correcto.
No por mirar afuera, sino por habitarme.
No estoy aquí para lucir.
Estoy aquí para sentir. Para crear. Para caminar mi historia con los pies bien puestos sobre mi tierra.
Cuido lo que pienso, lo que digo, lo que uso.
Porque cada cosa que toco deja huella en mi jardín.
🌸 Hoy, elijo caminar lo que florece en mí.