A principios de los años 90 's la aduana mexicana tenía prohibidas las importaciones de cualquier tipo de calzado. Todos los zapatos que se vendían dentro del país eran hechos en México; sin embargo, la calidad no siempre era la mejor. En esos añosmi madre, Regina Calzada de Romero, y yo decidimos hacer un viaje a Italia con la intención de perfeccionar nuestro método.
Elegimos Italia porque la industria del calzado de este país cuenta con uno de los estándares de calidad más altos del mundo. Además el proceso de manufactura continúa siendo, en su mayoría artesanal, un factor muy importante para nosotros. De este país han surgido grandes diseñadores y casas de moda como Salvatore Ferragamo, Guccio Gucci o Mario Prada.
Durante ese viaje tuvimos la oportunidad de visitar una exposición de proveedores para calzado. Ahí, conocimos a un empresario que se dedicaba a la maquinaria para los zapatos. Le expresamos nuestro interés en aprender algunos de los secretos de la escuela italiana y él, ni lento ni perezoso, vio la oportunidad de exportar algunos de sus productos a México: la materia prima no estaba prohibida.
Fue así como nos contactó con uno de los mejores modelistas que he conocido que, además, era gerente de Violacci: Nino Calzolari,una de las marcas más reconocidas y prestigiadas durante esa época. Gracias a él fue que aprendimos a hacer zapatos igual que los italianos. Decidimos invitarlo a México para que conociera nuestro lugar de trabajo y a nuestra gente y, de paso, nos transmitiera algunos de sus mejores consejos.
Él nos compartió que para crear un par de zapatos espectaculares necesitas de tres cosas:creatividad, técnica y atención al detalle. Hasta la fecha, esta es una de las frases que más recuerdo todos los días. De este modo comenzamos a ver como los productos hechos en México podían tener una calidad igual a la de la escuela italiana.
Nos enseñó a darle una estructura definidaa nuestros procesos; a medir las hormas para adaptarlas a nuestro mercado y nos mostró algunos procedimientos para optimizar nuestros cortes y pespuntes, todo con la impecable técnica italiana. Quedó sorprendido de la espectacular mano de obra que tenemos en México y aseguró que la clave está en saber cómo hacerlo. Una vez que tienes tu proceso bien articulado, lo demás es práctica, esfuerzo y pasión.
Nos tomó un tiempo perfeccionar la técnica pero finalmente lo logramos. Hoy, muchos años después, podemos decir que desarrollamos nuestro propio proceso de manufactura de calzado, que no le pide nada al italiano. Está cimentada en nuestras fortalezas, pero tomando en cuenta nuestras debilidades, siempre manteniendo los estándares de calidad más altos de la industria internacional, para poder brindarte los mejores zapatos de México.
Ana Bertha Mendez Aviña
Yo los use un tiempo y me agrado la calidad de sus materiales. Espero volver a usarlos pronto. Gracias
02/07/24
Ana Bertha Mendez Aviña
Yo los use un tiempo y me agrado la calidad de sus materiales. Espero volver a usarlos pronto. Gracias
03/31/24
Alma Blobaum
los menores zapatos que he tenido,felicidades es un honor tener el placer de poder usar unos zapatos bellos ademas de cómodos y elegantes…
09/27/23