Por: Mishiko García.
Cuando escuchamos la palabra «glamour», vienen a nuestra mente innumerables objetos y momentos que se subliman en destello, luces, perfume; la cúspide de la gracia, pues el glamour destila belleza y elegancia. Es un encanto sensual que fascina; está, indudablemente, ligado a una especie de encanto sofisticado.
Pero este concepto comenzó a acuñarse en el siglo XIX. Anteriormente, «glamour» se refería a un hechizo que alteraba la percepción de las personas, mostrando una manera ornamentada de la realidad y presentando cualquier visión de una forma cargada de magnificencia, gloria y atractivo.
Se pensaba que aquellas personas que irradiaban cierta atracción y eran capaces de seducir y fascinar a través de su personalidad, estaban en realidad hechizando a quienes las miraban.
Hablamos de magia. Una magia que brilla, captura e hipnotiza.
En el mundo de la moda, glamour se utilizó para designar características que daban total relevancia a la belleza esencial y a un estilo que dejaba asomar excesos, vanidad, atracción sexual y pasional.
Hoy en día, el término no se encuentra alejado de su origen. Si bien no se considera un concepto relacionado con el ocultismo, consideramos glamorosas a las personas que cuidan de su apariencia y visten y calzan prendas y zapatos de distinción y alta calidad, además de que los portan con seguridad, garbo y soltura.
El glamour en nuestros días, implica lujo, valor y refinamiento. Estamos seguros de que Regina Romero es una marca glamorosa.
Por sí mismo, el glamour implica deseo. Hechiza, conquista y atrae. Deseamos a quien lo tiene, pero deseamos aún más tenerlo. Así son nuestros modelos de colección GLAM.
Referencias:
https://definicion.de/glamour/
https://deconceptos.com/arte/glamour
Evelyn Osorio
Disculpa el modelo. Adrián en dorado que precio tiene??
11/28/22