De acuerdo con la RAE (Real Academia Española de la Lengua) la palabra “experiencia” tiene dos definiciones principales: conocimiento de la vida adquirido por las circunstancias o situaciones vividas; circunstancia o acontecimiento vivido por una persona.
Ambas definiciones me hablan profundamente, pues yo soy un fiel creyente de que cualquier cosa que vivamos puede enseñarnos algo y convertirse en una experiencia. Personalmente, siempre me esfuerzo por ser parte de experiencias positivas, ya sea de primera mano o con pequeños detalles que dejan huella.
Recuerdo muy bien cuando era pequeño y acompañaba a mi madre, Regina Calzada de Romero, a la boutique que teníamos en la avenida Presidente Masaryk. Ella siempre procuraba atender a todas las clientas de forma personal, les preguntaba sus gustos, sus necesidades y se fijaba muy bien en el estilo de cada una. Lo que más me quedó marcado es su forma de crear un vínculo con cada una de las personas con las que entraba por aquella puerta. Más que atender a una clienta, estaba conversando con sus amigas.
Todo esto se ve reflejado en el trabajo que hacemos día con día en Regina Romero. Esa singular caja rosa contiene todo el amor y la dedicación de muchísimas personas, incluido yo mismo. Todos en esta empresa nos esforzamos por convertir cada una de tus compras en una experiencia inolvidable, no importa si es en línea o en nuestra boutique física.
Todo comienza con la imaginación de nuestra diseñadora que se encarga de plasmar sus sueños en papel para que, al final, puedas disfrutar de un par de zapatos exclusivos y de excelente calidad.
Cada uno de nuestros modelos requiere del sobresaliente trabajo de muchos mexicanos entregados, con la pasión que nos caracteriza, a nuestro bello oficio. Sobra decir que cada zapato de Regina Romero que usas, tiene más de 120 procesos manuales, solo en el área de producción y manufactura.
Pero incluso más allá de la manufactura, tener un par de Regina Romero se vuelve toda una experiencia que involucra los sentidos. Al abrir la caja, ya deleitamos nuestra vista con nuestro color insignia; pero después, el tacto y el olfato se convierten en los protagonistas: la textura de la piel, del ante, la silueta de los zapatos… y no olvidemos su aroma, que permanece por mucho tiempo por la calidad de nuestros materiales.
MA. OFELIA GARCIA MOUET
Al principio de lo que Ud. escribe, lo recuerdo perfectamente, su mamá la Sra. Romero, estaba siempre en el momento que ingresaba una
clienta. Parecía que adivinaba lo que una buscaba o necesitaba, para tal o cual momento. Pues ella preguntaba, y acertadamente nos indi-
caba,
07/25/21