
Una empresa familiar construirá un legado una vez que todos los miembros de la familia consolidan un compromiso con la excelencia y trabajan unidos para hacer realidad el sueño que apenas parecía un sutil dibujo en la mente de uno de ellos. En 1984, Regina Romero comenzó con los cimientos de lo que parecía una idea imposible en ese tiempo: realizar zapatos elegantes y de alta calidad en México.

Desde sus primeros días hasta hoy, la visión de Regina Romero se ha nutrido con las diversas aportaciones de los miembros de la familia. Cuando tomé el negocio familiar, supe que se había hecho tanto, pero restaba todavía más por hacer y hoy, mi hijo, Jorge Romero Reynoso, se une a este camino y lo complementa con una visión internacional. Recién graduado de Arsutoria, en Milán, la tierra que mis padres también visitaron para profundizar en el calzado, sus ideas impulsarán este camino de excelencia. Con orgullo y asombro, hoy quiero decirle a cada una de ustedes que nunca pensé que estaría entrevistando a mi propio hijo.

Historia de tres generaciones

En tres generaciones, hemos aprendido un punto clave para nuestra empresa. Los zapatos finos van más allá de la fabricación. Son nuestra herencia. En 1984, mi madre sentó las bases de esta historia que cruza generaciones. Gracias a ella y a su ímpetu, aprendimos que los zapatos finos son una herencia delicada que se mejora a través del tiempo. A mí me ha tocado sostener y mejorar los estándares altos para ofrecer lo mejor a ustedes y hoy, mi hijo, retoma esa labor con una mirada fresca que honra uno de nuestros ejes: zapatos de diseño italiano y manufactura mexicana.

Jorge padre (P): Hijo, cuando piensas en tu abuela Regina revisando los procesos del taller o en las tiendas, ¿qué detalle recuerdas que más te marcó?
Jorge hijo (H) : Verla siempre era algo especial. Tenía un trato muy especial con las personas y mucho respeto por su trabajo, por cada proceso. Cuando caminábamos entre los pasillos, recuerdo el olor de la piel recién cortada y cómo ella siempre decía: un zapato fino empieza desde el respeto al material. En ese momento no me di cuenta, pero ahora creo que ella sabía que la excelencia no está sólo en lo visible, sino en cada momento que construye cada par, porque ahí se va armando lo que va a sentir la clienta cuando se ponga uno de nuestros modelos.

P: Irte a Milán fue una decisión poderosa y muy valiente. Aunque aquí tenemos una técnica impecable, nunca está demás aprender. En Arsutoria, ¿qué fue lo más importante que aprendiste que quieras aplicar aquí en México?
H: Uff, ¡por dónde empezar! Pienso en tantas cosas… forma, técnica, diseño. Pero justo, pensando en las enseñanzas de mi abuela, creo que lo más valioso que puedo ver ahora es que, literalmente, un zapato se mide en milímetros. Pienso, por ejemplo, cuando una mujer usa un zapato y la lastima en el talón. Eso arruina su día; un escote abierto por algo tan chiquito como 2 mm cambia la comodidad de un empeine; un pitch de tacón mal calculado puede arruinar la postura. En Italia aprendí a ver la precisión como un acto de respeto hacia la mujer que lo va a usar.
P: Claro, y justo eso es lo más importante. En mis años de experiencia, he puesto el confort como la base de todo. Y tú, ¿qué pondrías? ¿O qué piensas que debería sentir una mujer que se pone un par de Regina Romero diseñado con lo que aprendiste en Milán?
H: Me gustaría mucho que sienta seguridad y orgullo. Que tenga la seguridad de que el zapato la sostiene de verdad, y mucho orgullo de saber que sus zapatos están hechos en México, pero con calidad internacional.

P: ¿Qué significa para ti que un zapato Regina Romero diga Hecho en México?
H: Significa que aquí también podemos alcanzar la excelencia. Siento que va más allá de una leyenda o etiqueta de origen. En realidad, estamos declarando confianza. Al ponerlo sobre nuestros zapatos, le decimos al mundo que México sabe hacer las cosas con calidad y elegancia; y que nuestras clientas pueden estar orgullosas de llevarlos, de portar moda de talla internacional y prestigio. En Italia aprendí precisión, pero es en México donde he encontrado la verdadera pasión.

Espejo de generaciones
Una gran forma de aprender es escuchar. A lo largo de mi vida, los consejos y las recomendaciones de mis padres fueron sumamente valiosos para mí y para construir mi camino, incluso más allá de la fabricación de zapatos de piel. He tratado de transmitir esos valores a mis hijos y por eso, es ahora mi hijo quien me pregunta y escucha.

H: Papá, ¿por qué decidiste seguir con el sueño de la abuela cuando todos decían que era imposible hacer zapatos finos en México?
P: Porque sabía que valía la pena luchar por demostrar que en México también podíamos competir con lo mejor. Esta era la mejor manera de abrir camino para que una mujer mexicana pudiera elegir calidad sin tener que mirar al extranjero, y también de honrar el trabajo mexicano. Creo que en México hay mucha calidad en la manufactura y los procesos, que sin duda se elevaría si se luchaba por ello.

H: ¿Qué es lo más importante para ti al momento de aprobar un par? ¿Qué revisas, en qué te fijas?
P: Hay que ver todos los detalles, pero siempre reviso tres cosas: el asiento del talón, el equilibrio del tacón y la limpieza de la costura. Si alguna falla, el zapato puede lucir bonito en vitrina pero no resistir el uso real. Y nuestra responsabilidad es que dure, que acompañe.
H: ¿Qué ha sido lo más difícil de mantener la excelencia en México?
P: Decir no cuando algo no cumple. Hemos renunciado a pares que en diseño se veían hermosos, pero no funcionaban. Incluso algunas veces hemos retrasado entregas, perdido producciones completas y, en casos más difíciles, cambiar de proveedores. Son momentos de muchísima presión, e incluso pérdidas, pero prefiero eso a entregar un par que lastime a una clienta o que no refleje nuestro nombre. La única forma de mantener el valor y la reputación de nuestra marca es respetando nuestros principios.

H: Sé lo importante que es la familia para ti, pero quisiera saber, ¿qué sientes al ver que mi hermana Romina y yo queremos seguir este camino?
P: Es una mezcla de mucho orgullo y alegría. Regina Romero no es solo un negocio, es una misión familiar. Saber que ustedes continúan significa que lo que comenzó tu abuela en 1984 sigue vivo, que trascenderá incluso después de nosotros y que las clientas sentirán esa continuidad generación tras generación no tiene comparación. No me alcanzan las palabras para expresarlo.
P — Hacer las cosas bien aunque nadie lo vea.
H — Pensar siempre en la mujer que lo va a usar

P — Que cada vez que calzan un par Regina Romero, llevan con ellas el trabajo, el cuidado y el orgullo de una familia mexicana.”
H — “Que pueden sentirse orgullosas de elegir calidad hecha en México. Y que nuestro compromiso es que cada paso suyo se sienta cómodo, elegante y seguro.
La moda en México avanza a pasos agigantados, y mucho de ello tiene que ver con los negocios familiares. Las producciones bien hechas, de alta calidad y con procesos cuidadosos se abren paso entre las consumidoras mexicanas que, como ustedes, buscan lo mejor. La excelencia se construye día con día, es un compromiso con nuestro país, con nuestras clientas y con nosotros mismos. Hoy más que nunca, la premisa crucial de Regina Calzada de Romero vive más que nunca.

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Referencias
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Vogue Business – Why Craftsmanship Still Matters in Luxury
https://www.voguebusiness.com/fashion/why-craftsmanship-still-matters-in-luxury -
Arsutoria School – The Global Reference for Footwear Design
https://www.arsutoria.com -
Harper’s Bazaar – El arte de la artesanía en la moda de lujo
https://harpersbazaar.mx/moda/el-arte-de-la-artesania-en-la-moda-de-lujo/ -
Elle – Cómo las herencias familiares están marcando la moda actual
https://www.elle.com/fashion/a28978/family-legacies-in-fashion/ -
Forbes México – La importancia de lo hecho en México en el lujo
https://www.forbes.com.mx/hecho-en-mexico-orgullo/